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ESCENAS DE LECTURA EN LA HISTORIA DE LA EDUCACIN ARGENTINAHctor Rubn Cucuzza / Pablo PineauDepartamento de Educacin de la Universidad Nacional de LujnCruce Rutas 5 y 7, 6700, LUJN, Provincia de Buenos Aires, ARGENTINA Tel: (54-02323) 420380/423171E.mail: .ar / .ar IntroduccinLas reflexiones tericas que se realizan en el marco del proyecto HISTELEA. Historia de la Enseanza de la Lectura y Escritura en Argentina: del Catn catequstico al ordenador, que desarrolla el equipo de Historia Social de la Educacin de la Universidad Nacional de Lujn, procuran la constitucin como campo de estudio interdisciplinario a una historia social de la lectura y escritura que supere a la vez las miradas tecnologicistas evolucionistas y las miradas escolarizantes que reducen dichas prcticas sociales a prcticas escolares. En este trabajo utilizaremos la categora escena de lectura en tanto el acto en el que se realiza/materializa la lectura como prctica social de comunicacin. Entre sus componentes consideraremos los siguientes tems: 1) Los actores, 2) Las finalidades, 3) Los espacios, 4) Los tiempos, 5) Los soportes materiales o la tecnologa de la palabra. Presentaremos a continuacin cinco casos paradigmticos de su presencia en la historia de la educacin argentina desde los tiempos coloniales hasta los acutales. 1. Oir leer para obedecer al conquistadorComencemos comparando dos escenas de lectura del momento de la conquista espaola: el Catecismo de la doctrina cristiana para la enseanza de los indios y el Requerimiento. El primero, un volumen de reducido tamao elaborado por Pedro de Gante, empleaba jeroglficos y figuras conocidas por los indgenas de la Nueva Espaa, ordenados por ambas caras de izquierda a derecha en franjas seriadas mediante los cuales introduca en los rudimentos de la doctrina cristiana desde la frmula para persignarse hasta los sacramentos y las obras de misericordia (RESINES, 1992).“Soplaban por entonces vientos renacentistas” seala Gregorio Weinberg, y Pedro de Gante contina el ademn traduciendo y escriturando en nahuatl una Doctrina christiana en lengua mexicana, publicada en Mxico, con algunas variantes en 1547, 1533 y 1569. Pero a medida que el fervor evangelizador inicial fue decayendo y los “aires de la Contrarreforma desplazaban los renacentistas” la propagacin del mensaje evanglico “deba enfrentar la realidad de un mundo donde gravitaban cada vez ms los intereses creados, en este caso de los encomenderos” (WEINBERG, 1995:58). Tomemos por caso para comparar con la anterior, la escena de lectura del Requerimiento, documento atribuido a J. de Lpez Palacios Rubios, que autorizaba el empleo de la fuerza contra los indgenas de Amrica, luego de realizarles una lectura en castellano que notificaba desde la creacin del mundo, la delegacin divina del poder en la tierra al Papa, los justos ttulos que ste a su vez delegara en los reyes de Espaa, para terminar en la comunicacin del poder que legitimaba al conquistador. Sealaba en el cierre:Por ende, como mejor puedo vos ruego y requiero que entendis bien esto que os he dicho, y tomeis para entenderlo y deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo, y reconozcis a la Iglesia por seora y superiora del universo mundo y al Sumo Pontfice, llamado Papa, en su nombre, y al rey y a la reyna nuestros seores, en su lugar, como a superiores e seores y reyes destas islas y Tierra Firme, por virtud de la dicha donacin, y consintis y deis lugar que estos padres religiosos vos declaren y prediquen lo susodicho (CUCUZZA, 1998b) Finalmente, en caso de incumplimiento o resistencia, el conquistador anunciaba que con la ayuda de Dios yo entrar poderosamente contra vosotros y vos har guerra por todas las partes y manera que yo pudiere (.) y tomar vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los har esclavos y como tales los vender y dispondr dellos como Su Alteza mandare La escena de lectura que expresaba las relaciones de poder y subordinacin se reforzaba en la escrituracin del acto: y de como os lo digo y requiero pido al presente escribano que me lo de por testimonio y sinado y a los presentes ruego que dello sean testigo (Ibid). En el “choque” entre oralidad y escritura que se expres durante la conquista, en el primer caso la escrituracin del evangelio en jeroglficos o la fonetizacin del nahuatl implicaba un cierto reconocimiento subordinado del otro, mientras que la lectura del Requerimiento en castellano, su negacin absoluta. Estas primeras escenas de lectura oralizadas de la pedagoga latinoamericana cuya caracterstica principal es la demarcacin rgida entre quien lee y quien escucha- fueron retomadas y reformuladas posteriormente con el avance de la modernidad y sus nuevas escenas de lectura. 2. Leer y rezar en la Buenos Aires aldeanaDurante la poca colonial, y hasta avanzado el siglo XIX en el perodo independiente, los que lean en la Argentina eran muy pocos y los que escriban, an menos. Por entonces, estas dos prcticas estaban diferenciadas, y fue necesario recorrer un largo camino para que se propusiera como actividad docente la fusin en la enseanza y aprendizaje de la “lectoescritura” . En aquel entonces, a aprender a leer se comenzaba memorizando el abecedario por medio de las Cartillas o Silabarios, cuadernillos que presentaban el alfabeto, y avanzaban luego hacia las combinaciones en slabas en series que se deban memorizar, para recin luego enfrentarse a los primeros libros de lectura de corrido. Entre stos ltimos fueron muy difundidos el Catn Cristiano y Catecismo de la Doctrina Christiana, los catecismos de Astete o de Ripalda, y El Tratado de las Obligaciones del Hombre. Con fuerte contenido moral, estos libros caros y escasos estaban compuestos por mximas o por una serie de preguntas y respuestas fijas que deban leerse, generalmente en voz alta, hasta su memorizacin (CUCUZZA, 1999:43)Durante los primeros tiempos de la revolucin independentista, mientras circulaban Catecismos Patriticos, que difundan la propaganda revolucionaria manteniendo la forma catequtica, Mariano Moreno intent introducir el Contrato Social de Rousseau como libro de lectura de corrido. Para su impulsor, la gloriosa instalacin del gobierno provisorio de Buenos Ayres ha producido tan feliz revolucin de las ideas que slo se consolidara haciendo palpable a cada ciudadano las ventajas de la constitucin, y lo interese en su defensa como en la de un bien propio y personal (ibid: 48). Y agregaba que siendo mis conocimientos muy inferiores a mi zelo, no he encontrado otro medio que reimprimir aquellos libros de poltica, que se han mirado siempre como el catecismo de los pueblos libres. (Ibid., cursivas nuestras).Aqu el catecismo es utilizado como metfora: al catecismo se lo recita, se lo memoriza, colectivamente, de viva voz. Su mecanismo dialgico reclama memorizar, no slo la respuesta sino la pregunta correcta. Y el control de verificacin del cumplimiento de la ortodoxia se ritualizaba en un contacto cara a cara entre el iniciador y el iniciado. La escritura obraba como mero soporte de la oralidad. El ensayo, en cambio, inaugura una relacin distante entre el autor y el lector. La pregunta aparece como formulacin retrica, residuos de oralidad apresados en la tipografa. La respuesta y el control de su ortodoxia seran en adelante establecidas por los contratos de la ritualidad impresa. De otro manera, el contrato social exiga un nuevo contrato de lectura.Mientras las escuelas del Rey reciban un nuevo nombre: escuelas de la Patria, en su interior el catecismo de Rousseau pretenda sustituir al Catn. La ruptura hegemnica poltica reclamaba una ruptura pedaggica: a la escena de lectura colectiva y coral se le opona la escena de lectura individual y silenciosa como requisito para incorporarse al siglo ad maiorem gloriam de la razn. Fracasada la experiencia jacobina con la renuncia de Moreno, el Contrato Social fue quitado de las aulas. Las cartillas, silabarios y catecismos perduraron como textos escolares an luego del cierre de las luchas por la Organizacin Nacional, cuando comenzaron a circular textos ms modernos como la Anagnosia de Marcos Sastre, en la Buenos Aires que comenzaba a separarse de la Gran Aldea por obra del ferrocarril, la luz elctrica y los inmigrantes. 3. Alfabetizar para argentinizar: la escena de lectura escolarEn medio del aluvin inmigratorio que acompa la insercin de la Argentina como granero del mundo se constituy el sistema educativo argentino pivoteado por la Ley 1420 que defini al nivel primario como gratuito, obligatorio, laico y comn. El objetivo de nacionalizar al inmigrante se confiaba al Consejo Nacional de Educacin, al que se delegaba las funciones normativas sobre textos escolares. stos, como portadores de determinadas concepciones ideolgicas y pedaggicas, tuvieron un altsimo poder prescriptivo sobre las prcticas de aula y su circulacin se extendi a nivel nacional.Fueron tomando forma una serie de prescripciones tendientes a establecer pautas en relacin con distintos aspectos del funcionamiento escolar mediante distintos reglamentos, entre los que interesa destacar el Reglamento para la seleccin de textos escolares de 1887. ste, completado o modificado en aspectos parciales a medida que comenz a ponerse en vigencia, actu sobre tres mbitos de accin: los mecanismos para la seleccin de los textos a usarse en las escuelas; su edicin, y su circulacin. (SPREGELBURD, 1998). Si bien no haba prosperado en el Congreso Pedaggico de 1882 la propuesta de condicionar el derecho al sufragio al dominio de la lectura (BOTTARINI,1998), los textos escolares, aprobados y supervisados por el Estado, conjugaban una visin poltica-moral (formacin de una identidad nacional homognea, y una participacin ciudadana restringida a los lmites repblicanos), otra metodolgica y didctica (palabra generadora como punto de partida) y un proyecto editorial empresarial (con la existencia de editores, insumos, mercado, etc), y establecieron un canon que se mantuvo vigente hasta la dcada de los 60 (LINARES, 1999). A fines del siglo XIX la enseanza de la lecto-escritura se convirti en un proceso nico, y comenz una larga “querella de los mtodos” para establecer cul era el mejor posible sntetico, analtico, global, de palabra generadora, etc- para constituir la escena de lectura escolar. A la vez se configur el libro de lectura moderno, que fue preanunciado en obras como la Anagnosia o El Tempe argentino de Marcos Sastre, se afirm en el Paso a Paso de Jos H. Figueira y en El Libro del Escolar o en el Progresa, ambos de Pablo Pizzurno. Su expresin paradigmtica fue El Nene de Andrs Ferreyra, cuya primera edicin es de 1895, y que luego de 120 reimpresiones, dej de publicarse en 1959. Estos libros eran ms manuables y baratos, estaban escritos y editados en Argentina, se ajustaban al principio de gradualidad, y contenan un conjunto de lecturas cortas sobre diversos temas acompaadas con ilustraciones. Presentan importantes rupturas con los modelos anteriores, tales como la incorporacin de la imagen con sentido pedaggico, la preocupacin por el mtodo (didactismo), la proclama de la lectura comprensiva -aunque se practique una lectura mecnica-, el establecimiento de un potencial sujeto lector ampliado (incluye a un pblico adulto), su utilizacin como herramienta del poder estatal laico, la constitucin del campo profesional del autor e ilustrador, y su importancia comercial como producto editorial. A la vez que se advierten ciertas continuidades tales como los contenidos moralizantes, y la lectura con fuerte impronta de la oralidad en el peso dado a la elocucin.Con estos textos como soporte material, triunf la siguiente escena de lectura escolar. La maestra desde el frente de la clase realizaba la lectura modelo, a la que segua la lectura coral, y despus la lectura individual mientras el grupo realizaba el seguimiento con lectura silenciosa. Desde la consigna pase al frente, pasando por leer de pie al lado del pupitre personal, hasta consignas posturales ms severas como talones juntos puntas separadas la prctica de la lectura en alta voz apareca ritualizada en las prcticas escolares cotidianas de aula. Esta escena de lectura prescriba tomar el libro en el medio abajo con la mano izquierda mientras la mano derecha se colocaba en la punta derecha superior preparada para voltear la hoja. Al llegar al punto aparte se deba pausar y levantar la vista mirando al auditorio, lo que implicaba romper la secuencia visual-escriturada introduciendo el silencio como poderoso recurso especfico de la secuencia auditiva-oral de la narracin.El logro mayor de la elocuencia se premiaba si el lector adelantaba la lectura visual del prrafo antes del punto para mirar al auditorio oralizando el cierre expresivamente como si no estuviera leyendo . Y mantener el volumen de la voz hasta pronunciar la ltima slaba de modo que fuera audible para el ltimo alumno de la clase o del discurso en el acto escolar de efemrides . Se interrumpa la lectura en las comas, un alumno contaba uno , al llegar a la coma, dos en el punto y coma, tres en el punto, a la manera del bastonero y se levantaba la vista del texto.Esta escena de lectura escolar acompa la constitucin de los sistemas polticos de masas en la primera mitad del siglo XX, y se impuso una nueva forma de articulacin entre lectura y cultura poltica (PINEAU, 2000). Las masas se convertan en sujetos polticos y en sujetos lectores, pero controles superiores podan evitar los “desvos” de dicho proceso y reorientarlas en el camino adecuado. El peso puesto en la valoracin correcta de lo ledo -y no en su comprensin- implicaba la constitucin de una autoridad capaz de determinar los descarrilamientos y reencauzarlos o castigarlos. La funcin escolar de leer para comprender -la base de la escuela alfabetizadora- fue dando paso a la de leer para sentir y valorar, reforzando la funcin poltica de crear la identidad nacional argentina como objetivo de las elites.4. Evita tambin fue palabra generadoraLa masificacin de la escuela primaria se intensific durante la poca peronista (1943-1955) lo que prdujo el acceso de nuevos sectores populares a la lectoescritura. A su vez, el rgimen vio las potencialidades de “inculcacin ideolgica” que permitan los textos, y decidi usarlo desembozadamente para su provecho sin los encubrimientos de los gobiernos anteriores: la ideologa oficial se volvi el menos oculto de los currculos ocultos.Aunque no se ha demostrado la efectiva implementacin de Florecer como texto nico obligatorio (COLOTTA,1998), lo cierto es que a partir de 1952 aparecieron nuevos temas de lectura junto a los viejos: los Derechos del Nio, del Trabajador y de la Ancianidad incluidos en la nueva Constitucin aparecan largamente tratados en los libros de lectura, as como las referencias a los Planes Quinquenales. Los obreros y otros sectores populares, y la doctrina nacional justicialista vuelta doctrina nacional. Nunca como en esa dcada la escuela habl del presente, en libros de lectura como Privilegiados, Justicialismo, El Hada Buena, Nios Felices, Patria Justa, La Argentina de Pern. En alguno de ellos Evita o Pern fueron palabra generadora y acompaando a “Mi mam me ama” apareci “Evita me ama”. La Ley 14184, que aprobara el Segundo Plan Quinquenal, estableca en el Objetivo IV. E.1, referido a la enseanza primaria, en su apartado d), que “los textos escolares sern estructurados concordantemente con los principios de la doctrina nacional y contendrn referencias especiales acerca de los objetivos que en el presente plan sealan una orientacin definida para cada actividad de la Nacin”. La imagen de Pern y de sus obras irrumpieron en los textos escolares, y en 1952 La Razn de Mi Vida fue convertido en texto de lectura obligatoria. Si la tentativa jacobina de Mariano Moreno de introducir el Contrato Social de Rousseau en 1810, desplazando al Catn y catecismo, no recibi impugnaciones por su improcedencia didctica sino ideolgica, otra cuestin fue la introduccin de La Razn de mi vida. En este ltimo caso, a la disputa sobre sus contenidos se agreg la disputa por sus posibilidades metodolgicas. Parafraseando a Berta Braslavsky diramos que la querella del mtodo se sum a la querella ideolgica (CUCUZZA,1998a)Pero estas modificaciones no implicaron cambios en las prcticas. Los nuevos libros de texto mantuvieron el viejo canon, y la escena de lectura escolar sigui siendo la misma. De esta forma, la escuela resisti a la nueva situacin reforzando sus tendencias previas. Es posible pensar entonces que el impacto fue menor, y slo quedaron en la ancdota. De esta forma la escuela previa resisti a las subversiones culturales que el peronismo intent aplicarle. 5. Cierre provisorio: hacia la escena de lectura informticaEn las dcadas siguentes el libro de texto sigui cambiando y se fue diversificando. Una nueva camada, impresa en 1958, busc desterrar las improntas peronistas. En esos aos, fue tan obligatorio no leer “La Razn de mi Vida” como obligatorio lo haba sido en 1952, y la Nueva Argentina paso a ser la Segunda Tirana. Junto a estos cambios ideolgicos se llevaron a cabo otras modernizaciones que impugnaron el canon. Los temas, las ilustraciones y las formas fueron ms cercanas al mundo infantil en algunos casos hasta se incluan historietas-, y el discurso moralizador no fue tan explcito. El texto abandon su condicin de ser soporte de la oralidad -desapareci el hincapi puesto en la elocucin y las lecturas expresivas- y la escuela nueva acerc el libro al cuaderno al llenarlo de acti

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